20 de abril de 2011

Entrevista con Aspix, fotógrafo de rock

"...los 80 fueron un festival de excesos y era imposible no ser parte de eso [...] Había más reviente entre cierta facción de músicos. Creo que ahora es al revés. El público está bastante más reventado y los artistas están más saludables..." 

Hace menos de un año, recibí en mi Facebook una foto increíble de Luca Prodan elevando su mano al cielo. Decididamente me hice seguidor de la página de Aspix. Lo contacté y tiempo después nos encontramos en un café de Colegiales. Ahí, de entrada, me regaló un ejemplar de la primera edición del libro de postales que está lanzando en estos días, con fotos que son registros preciosos de la historia del rock de este bendito país.
Luca Prodan - Sumo

-Es un material precioso, ¿cómo no lo habías editado antes?
Esto está escaneado de negativos de 35 mm. Son casi tres años de escaneo, de laburo… Es un buen momento para haber hecho esto, venía de hace mucho postergado, uno va dejando algunas cosas por jugar a otras.

-¿Cuál fue el hito fundamental que abrió tu camino en la fotografía?
Dos días antes de cumplir 9 años se murió mi viejo, momento de quiebre en mi vida, entonces un tío me preguntó qué quería de regalo, en la calle Esmeralda había una casa de fotografía y tenían una cámara que a mí me gustaba, una Kodak Instamatic 25. Y me la compraron. Lo que siguió a eso fue raro, el contexto familiar estaba revuelto con la muerte de mi viejo, así que me mandaron a un campamento de Evangelistas, en Punta Indio, provincia de Buenos Aires. Les pareció que lo mejor que podían hacer por mí era mandarme a un lugar donde todos iban a estar rezando. Como estaba peleado con todo lo que se parecía a Dios y me negué rotundamente a sus actividades, me dejaron estar ahí sacando fotos. Al tiempo, un par de chicos se enferman y descubren un virus, con lo cual lo que tenía que durar una semana duró cuarenta y cinco días. Nos quedamos en cuarentena dentro de un tranvía abandonado. Todo lo que yo pedía era que me mandaran rollos de fotos. La comida era una mierda. Me quedé toda la vida sin poder comer papa, porque lo único que comíamos ahí eran papas. Fue duro pero a la vez fue mi encuentro con la fotografía.
El tranvía de la cuarentena - Punta Indio
-¿Por qué te volcaste a la cultura del rock?
Ya había una industria en marcha en ese momento, la gente tomaba contacto con el artista a partir de las revistas, no había internet, no había MTV, los diarios no le daban ni un tronco de bola, estaban asomando el Suplemento Sí de Clarín y después Página 12. La gente no tenía acceso a la imagen de los artistas como ahora, había todo una industria para los fotógrafos tanto en los medios como en las discográficas y en las productoras también. Los artistas se ocupaban de llevar al fotógrafo a las giras.

- Justamente, me gustaría repasar algunas fotos de tu libro y que me cuentes el contexto en que las realizaste, y las anécdotas que recuerdes.
Hay algunas que las tengo y otras que no. Por ejemplo, la de Luca Prodan no estoy seguro si es en Viña del Mar (Chile), en un festival que hizo Lalo Mir en el 87, creo que fue la primera vez que ellos salían del país.

-¿Era la epoca de Pinochet?
(Risas) Si! y salía en vivo para todo el planeta. Nos encontramos en el hotel con los Sumo, que venían, del primero al último, ebrios como pocas veces los he visto, imaginate la situación. Pero si esa foto no es de Chile, por el ángulo de la foto puede ser Obras, porque está muy a la misma altura, no está sacada de abajo.


-¿Sacabas arriba del escenario?
No, en Obras Luca tenía un seguridad que se llamaba Boogie, era un ropero muy grandote que se paraba frente al público, delante de Luca, y me levantaba de la cintura para hacer fotos.

-¿Cómo hacían en esa época, para sacar con esa nitidez, teniendo en cuenta que la iluminación y la comodidad en esos recitales era imposible?
La de Luca, por ejemplo está hecha con nada, no hay equipo, sólo una lente de mierda. Eso es haberle agarrado la mano al forzado de película. Era difícil porque las luces no son las que hay ahora en los escenarios, era las parmiles y es algo que está permanentemente en movimiento.

-Veo fotos de Virus, de Sumo, de Pappo, en un mismo festival o cruzandose seguido, ¿cómo convivían en ese momento las distintas tribus de seguidores?
Hoy todo se polarizó. Pero antes eran casos aislados. Con Luca (Prodan) hemos estado en Montevideo, en el back stage, mirando un show de Fito Paez. Fue fuerte porque era el mismo día que habían matado a las tías de Fito. Fuimos todos a ese festival. Fito cagó todo a patadas. Luca me decía: “cómo está este pibe”. Estaba muy punk. El tema “Ciudad de pobres corazones” lo estrenó esa misma noche.

Federico Moura - Virus

Un caso que recuerdo en el que el público tuvo mala onda fue un show de Virus en el 82, en Los Piletones de Ezeiza, era un festival de muchos grupos. Y Virus tocó Wadu-Wadu que era algo intragable, nadie lo entendía. Todo el público se puso de espaldas al escenario. Ellos se la bancaron y siguieron tocando, fue la única vez que vi algo así, los putearon en todos los idiomas y a pesar de eso siguieron tocando.
Sin embargo, la foto de Federico (Moura) que publico en el libro es en un Obras que llenaron. La gente fue aceptando las tendencias new wave. Los Abuelos (de la Nada) también impulsaron una estética nueva, después vino Soda Stereo, que realmente le dio mucha pelota a la imagen, con Alfredo Lois, que supervisaba las puestas de escenario y la fotografía, el vestuario, los videos. Son los primeros que llevan peinadora propia…


- Contame de la foto de Los Redondos en La Esquina del Sol.
Para mí es una foto muy importante, fue fundacional. Con mi socio habíamos estado tres meses sin parar montando el estudio (Subway). Encerrados en pleno centro, y un día que estaba casi todo terminado, dijimos basta. Agarramos las cámaras, y fuimos a ver a Los Redondos. Hasta ese momento no hacíamos fotografía de rock, no habíamos montado el estudio para eso. Digamos que fue mi primera vez...

-El que está en la foto con el Indio Solari y Skay, ¿es Enrique Symms?
Sí, era el que hacía el monólogo. El resultado era impecable, algo infernal. Ellos cantaban un poco, él estaba por ahí y metía algo entre temas. Pero los shows los abría él con un monólogo y la gente deliraba. Aún con sus excesos y vicios, Enrique tiene una gran lucidez. Es el único beatnik argentino, ahora se fue Fogwill que también era el maestro de los maestros.

Luis Alberto Spinetta


-También publicás una foto del flaco Spinetta mirando por arriba de los anteojos.
Esa tiene una gran historia, fue en la oficina de Abraxas en la calle Callao. Veníamos de una noche muy brava, en la que se había muerto nuestra perra "Agosto". La perra del rock había estirado la pata, literalmente…

-¿Por qué del rock?
Porque Luca la menciona en un tema (1), la llevábamos a la redacción de la revista “Twist y Gritos”, era una perra que vivió toda su vida conmigo. Estábamos de duelo absoluto esa noche, a la madrugada tuvimos que llevar el cuerpo al Instituto Pasteur, y al mediodía teníamos la nota con Spinetta, que estaba promocionando “Madre Años Luz”, yo llegué hecho mierda, de velorio. Nos pusimos a charlar, salió lo de la perra, y el Flaco con su dialéctica mágica me dio toda una explicación sobre la muerte y los animales, que me quedó muy prendada esa mañana, y luego salió esa foto y otra más que también me gusta que resume mucho ese momento.

Los fabulosos (y jóvenes) callacs.
-La foto que le sacaste a los Cadillacs fue en sus comienzos- ¿Cómo era el público que los seguía?
Los seguidores de Los Cadillacs eran muy visibles, había una pequeña movidita ska en la primera mitad de los 80.
Lo interesante de la anécdota es que en ese momento estaban haciendo el primer disco con Popi Manzanedo como manager. Y él no quería ser su manager. Yo me estaba yendo de se manager de Suéter. Y Popi me dijo, “¿no querés quedártelos vos?” Eran once tipos y yo en Sueter no podía con cinco, así que pensé: “estos tipos no van a prosperar y nunca va a haber un centavo”. En un acto visionario le dije que no…

Pappo


-¿La de Pappo de qué año es?
Debe ser más o menos del 86. Porque la nota fue para “El Musiquero”. Pappo era un atorrante, manipulador y todo lo demás, pero de última era un tipo querible porque ese era el espíritu del rock. Era bravo, me lo encontraba mucho en la noche, siempre en fiestas.

-¿Por qué bravo?
Porque si le gustaba tu novia la agarraba de la mano y se la llevaba (Risas). Y si tenías encima algo más que le gustaba se lo llevaba también. No le importaba un carajo.

-¿Eran tantos los excesos en el rock de los 80 o fue el comienzo y por eso se recuerda tanto?
En los 80 fue la cocaína, era un festival de excesos y era imposible no ser parte de eso. Estaba todo bien visto dentro de la cultura artística, pero en el público no estaba tan instalado. Había más reviente entre cierta facción de músicos. Creo que ahora es al revés. El público está bastante más reventado y los artistas están más saludables.

-¿Por qué largaste la fotografía un tiempo y qué hizo que retomes?
Al final de los 80 dejé de hacer fotos de rock o dejé ahí el stock porque me parecía que estaba haciendo lo mismo todo el tiempo. Yo también necesitaba bajar de los 80. Me fui a Brasil unos años a relajar un poco de los 80. Después volví y hace dos años me decidí a hacer esto porque estuve a punto de perder el archivo, me robaron casi todo, menos los sobres con los negativos que quedaron tirados en el piso.

-Se agradece la ignorancia…
Sí, se agradece la ignorancia. Sobrevivió lo que tenía que sobrevivir, así que dije “esto es una señal clara”. Era el momento de empezar a restaurar. Me compré el escaner y empecé a digitalizar el material.

-¿Cuál es tu nombre real?
Carlos Giustino. Lo de Aspix salió de unas fiestas de disfraces que organizábamos en una quinta con Jorge Pastoriza, mi socio en ese momento. Se llamaban “El Zapatazo” y tocaban Sumo, la Hurlingham Reggae Band e incluso tocó Soda Stereo en la segunda presentación que hacían en público. Las entradas se vendían anticipadas y quedaba gente afuera. De alguna manera, sale de ahí Aspix. Con Geniol (2) hacíamos el “Show de Geniol y Aspirineta”, él hacía una performance y yo me metía en calzoncillos y hacía alguna boludez. De esas fiestas quedó primero Aspirineta, algunos amigos todavía me siguen diciendo así. Y luego Aspix.

-¿Llegaron a tocar Sumo y Soda en la misma fiesta?
No. En realidad Soda apareció porque días antes de una de las fiestas, Luca se había ido a la mierda y no íbamos a tener a Sumo. Escuchamos un demo de “Jet set”, “Vitaminas” y “Sobredosis de tv”. Un sonido muy moderno. Fuimos a ver su primer show al otro dia, en la placita de Serrano. Estaba bien, aunque Alberti le pifiaba a los platos. Yo decía “cómo vamos a llevar a un baterista que le pifia a los platos”. Al final, el show estuvo muy bueno, nos divertimos muchísimo y nos hicimos bastante amigos.

-¿Cómo ves hoy al rock?
No hay un fenómeno muy contemporáneo.

-¿Pero el pecado no es tratar de encontrar lo que pasó en aquella época hoy?
A mí me pasa algo muy loco, mis hijos escuchan hoy la música que yo escuché cuando tenía su edad. Y a mí no me pasaba eso con la música de mis viejos, había una gran pared en el medio. Había que estar en las antípodas, y creo que esa fue la semilla del rock, por lo menos acá. Está bueno que esa época haya dado bandas que trascendieron, pero justamente lo que le está faltando a estas generaciones es un poquito más de identidad.

-Hoy el rock vuelve de la mano de la publicidad y de la moda.
Es parte de la mass media, lo usa la mass media para sus propios fines. Ya no pasa que tenés un grupo, y tocás y te empieza a ir mejor. Ahora va más de la mano de si tenés ciertos acuerdos. Hoy lograr sonar en una radio si no hay pauta, a menosque sean casos muy particulares, no existe. El pibe no tiene esos espacios, lo tendrá por ahí en las radios zonales o en internet. La cosa se diversificó mucho y derivó en otros géneros, todo lo que es derivado del Calipso, reggae y de ahí para abajo, hasta llega al reggeaton.

-En los 80 era casi de culto escuchar reggae.
Acá éramos muchos los que escuchábamos Bob Marley o Peter Tosh pero era algo realmente exótico. Javier produjo “El Ritual de la Banana”, yo estuve con él todo ese proceso, era el primer disco de Los Pericos. Ellos iban a tocar en el teatro Santa María, nos pidieron que fuéramos a verlos, y había cuatrocientas personas, todos chicos y chicas de San Isidro, lleno al mango. Los escuchamos y sonaban desastrosos, era un caos. Pero igual dijimos “bueno, dale”. El disco fue un éxito gracias a la mano de Javier, que es un gran productor.

-¿Ahora volvés a dedicarte de lleno a la fotografía?
Sí, el año que viene la idea es montar un estudio de toma. Pero primero quiero terminar esta colección, montar la muestra y llevarla por algunos lugares del interior.
Después seguir con los otros volúmenes. Me estoy encontrando con fotografías que son out takes de la época. Hay fotos que ni sabía que tenía, tengo que mirar los negativos, foto por foto para darme cuenta que son mías. Encontré material que ni sabía que tenía porque llegaba de Obras a las 12 ó 1 de la mañana a revelar, y se copiaban las que iban, muchas veces ni se hacían las tiras de contacto, porque era una pérdida de tiempo….

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WEB
Facebook/FotografiasAspix

CUADRO

Notas del editor
(1) El tema al que refiere es “Divididos por la Felicidad”, título que le da nombre al primer disco en estudio de Sumo, editado en 1985.
(2) Geniol era un Mimo que era marca registrada en las presentaciones de Sumo.

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