"Para muchos soy Gardel, Le Pera y los músicos. Pero si les digo -qué buena está tu mujer (tu novia o tu hermana), le podría hacer unas fotos”- ahí les cambia la cara. He perdido amigos así."
-¿Cuál es tu forma de trabajar?
Voy cambiando, no voy a lo seguro nunca. Hay algunos que tienen una recetita o un estilo y lo van repitiendo. Yo voy modificando todo como se me va ocurriendo. Si planeás tanto las cosas no das lugar para que haya una búsqueda. Lo que sí, trato de trabajar con la menor cantidad de personas posibles. Así logro otro tipo de intimidad con la modelo, trato de hacerle olvidar que está ahí, la hago jugar, gritar, la predispongo a zarparse y es ahí donde obtengo su parte lúdica, y donde encuentro las cosas que necesito. Sino es sólo pose.
Muchas veces me han dicho: “te mando tal o cual modelo que sabe posar muy bien”. Pero yo prefiero las que no vienen con recetas aprendidas, me gusta ser el que mezcla los ingredientes. Recetas de autor…
-¿Por qué aparecés en tus propias fotos?
Eso fue una idea de hace unos años, soy arquitecto y cueando me mostraban fotos de arquitectura me preguntaba cómo sería alrededor. Me pareció bueno el tema de salir del marco.
En el cine muchas veces me gusta más el making off que la pelicula, la trastienda, y se me ocurrió hacer eso con las fotos. En todos los shootings tengo que estar con las modelos. Si estaba cagado de frío, si estaba con mala onda o buena onda, o cómo estaba vestido lo tengo que dejar reflejado en una foto. Uno puede ver, en “Las Meninas” de Velázquez, la cara de fastidio del pintor reflejado en el mismo cuadro. A mi me gustó la idea de que el público participe de ese “making off autogenerado”.
-¿Cuándo te fuiste a Alemania?
Hace doce años.
-¿Fuiste pensando en trabajar allá?
Al principio mi idea no era irme del país, pero me salieron becas en distintos lugares, hasta que en el 90 viajé a la India y dije “esto es lo que quiero hacer”. Conocer otra gente, otros lugares, me abría la cabeza. Entonces empecé a hacer fotos de arquitectura para vendérselas a La Nación, El Cronista, First. Armaba un paquete para varios medios y viajaba.
En uno de esos viajes, en Miami, estaba metido en el mar y veo dos chicas flotando arriba de una pelota roja, empecé a hablar con una y me encantó. Le empecé a hacer preguntas y después de diez minutos me preguntó a que se debía mi interés, y le dije que me iba a casar con ella. “Imposible”, me dijo, “aunque me importaras, si llegara a pasar algo, yo mañana a esta hora estoy volando a Alemania”. Así que le dije “vos dame una sola chance y vas a ver que me voy a casar con vos”. Al tiempo viajé a Alemania y me casé.
-¿Por qué te enfocaste en el desnudo?
El tema del desnudo, de alguna manera, es muy chino. Vos tenés millones de fotos en internet de mujeres en bolas que después de verlas más o menos tres segundos, cliquéas la siguiente y te olvidás de la primera. Entonces encontré un nicho que es como “la fotografía de autor del desnudo”. Más allá que hay fotos que tienen una carga erótica importante, no hay morbo, hay algo estético. Yo fotografío a la mujer, la muestro de otra manera; no como un objeto sexual sino con otro tipo de protagonismo. En mis fotos las mujeres pueden mostrarse tal cual son, femeninas, inteligentes, vencedoras de su género, el juego del narcisismo y de lo voyeur es un largo acantilado por el que nos deslizamos. Pero gracias a la confianza que depositan en mÍ, nadie cae al abismo.
-¿Cómo ves el boom de revistas masculinas que hay en Argentina en los últimos años?
Acá hay un gran tema, vos ves las imágenes de este tipo de revistas y parece que fueran fotos para proctólogos y después la modelo dice “yo la parte de adelante no la muestro”.
Acá en Argentina hay un tema muy particular que es la histeria. Hay histeria en las mujeres y machismo de los hombres. Mis amigos me dicen: “vos tenés el mejor laburo, te envidio”. Para muchos soy Gardel, Le Pera y los músicos. Pero si les digo “qué buena está tu mujer, tu novia o tu hermana, le podría hacer unas fotos”, ahí les cambia la cara. He perdido amigos así.
Allá (en Alemania) es diferente, a mi esposa le he sacado fotos desnuda. Incluso le saqué durante todo el embarazo e hice un libro con eso. Y cuando alguien viene a casa se lo muestro. Acá la gente se pone incómoda, y le encuentra la connotacion sexual que no tiene. La mujer como hecho estético es algo buenísimo. Mirar un cuerpo desnudo bien fotografiado es otra cosa.
-De todas maneras, fotografiando desnudos, la interpretación del público siempre va a estar en la frontera entre lo artístico, lo erótico y lo porno.
Cuando uno saca fotos de cuerpos desnudos está caminando sobre ese filo, sí, pero yo me pongo una especie de misión: encontrar la manera de que no pase a ser algo que raye lo pornográfico o que salte a lo burdo o a lo barato. A mí siempre me gustó caminar por ese filo, es como jugar con fuego, gracias a Dios, hasta ahora, nunca me quemé.
-¿Cómo te quemarías?
Te quemás si no sos coherente con sus principios. Tuve muchas propuestas para hacer otro tipo de fotos, más jodidas, con la misma estética pero más eróticas. A mí me parecía que mi historia no iba por ahí. Es uno el que le da la carga. Si ves la foto con la que arranca esta nota, más allá de que la modelo tiene unas tetas hermosas, te impacta su mirada. Eso es lo que marca.
Hace poco, en una revista de Bélgica me preguntaron cómo se genera un estilo. No podés generar un estilo. ¿Qué hago hoy? Hoy me levanto, me tomo un café con leche con medialunas y genero un estilo. Un estilo es algo más profundo. Ves las fotos de Cartier Bresson y tienen un estilo, lo mismo si ves una foto de Helmut Newton, Richard Avedon, los maestros de la fotografía. Me empecé a encontrar con un montón de gente que veía una foto y decía “esa la hizo Borquez”. Eso es lograr un estilo, insistir, ser consecuente y pelearla hasta lograr esa impronta en cada trabajo.
-¿Cuáles son tus referentes en Argentina y el exterior?
De acá me gusta mucho Urko Suaya y Marcos López y después a nivel europeo los referentes clásicos, como Michel Comte o Mario Testino que hoy por hoy es el mejor fotógrafo pago.
-¿Cómo se llama tu nuevo libro y en que se diferencia con el anterior?
Se llama Erotic Wonderland, sale en Europa en marzo o abril por la editorial Suiza Skylight. A diferencia del ultimo libro que se llama “CHICAS”, me parece que la producción fotográfica ha cambiando radicalmente, la esencia persiste pero el valor de la luz y sombras se ha agudizado. Creo haber encontrado más presición, quizás se podría decir que me detengo mucho más en el detalle. Me tomo el tiempo necesario y hasta que no estoy conforme el shooting no termina. Eso puede demandar un rato, u más de 8 o 9 horas. En esos momentos no soy yo, es como entrar en un éxtasis.
-¿Por qué “Wonderland”?
Muchas de las tomas son en outdoor, por eso el libro se titula “Wonderland”, los recursos artificiales utilizados en el paisaje cobran una dimensión de cuento de hadas. Las modelos se convierten de forma taxativa en estéticas musas. Mi búsqueda continua y esa insastifaccion crónica me hacen transitar cada dia por un nuevo camino.
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